miércoles, 20 de agosto de 2008

Vida en Marte


Somos marcianos y nos matamos de a poco, solo un poco, para no perturbar nuestras apaciguadas morales. Mentiras. Brazos, y sangre, con nuestros dientes arrancándonos las tripas, y conviviendo entre los flasos espejismos de las estrellas, humo rojo y la ceguera.
Labios enfermos, dientes infectados, escorbuto. La solución ya ni siquiera es desaparecer, porque ya ningún lugar es promesa. Ya todo lo arrasamos. Ya todo lo quemamos. No nos queda nada. Y la cabeza, un punto de fuga, o un refugio engañoso. Nadando en petroleo, y quemándonos en ácido. Burbujas enormes, nos capturan y nos transportan, ahora estoy pendiendo de un árbol, y las ojas cubren mi piel. Cortando mis antenas, y preguntándome porque todos tenemos que sangrar en rojo. Pintando las tripas de las jirafas, aire dulce que empalaga, sueños de polvo, o polvo de sueños. Escupitajos rosados mezclados entre la melanina de nuestros sentimientos suicidas, una persecución paranoica, y corremos, y una avalancha de cucarachas corren sobre nuestras espaldas contracturadas. Tanto peso me terminará por deformar. Salen monstruos de los tallos, las amapolas crecen y me comen, me vomitan, me fagocitan, me mastican, me digieren, me consumen. No queda nada. Soy solo un bolo alimentacio de una flor que reclama venganza, y el cielo teñido de púrpura. PUR-PU-RA.

No hay comentarios: