miércoles, 27 de agosto de 2008

Humo Dulce


Las mariposas que se vuelven asesinas, sus dientes afilados se clavan como espinas, mi sangre se licúa y la piel se despelleja en tantas capas que ya no hay fin.
La finitud que me descompone, es un pulpo ciego que me golpea entre las burbujas de los oceános amarillos. Comiendo arena, y algas entre las pestañas. Un ritual luminoso que nos mate para volver a vivir solo cuando la luna ruede sobre las piedras plateadas de la mentira.
Crujen las ramas, entre mis dedos, entre mis pies, mis rodillas. La eternidad del centímetro hoy es una figura entre las nubes, vuela entre las gotas de un día sin sol, un día sin los labios del otoño que hace tiempo que se fue.
Las ganas de nada porque querer hacer todo, digiriendo los cuentos que se imprimieron mal, libros deshojados que cuelgan desde el techo de mi habitación, letras esparcidas por todos lados, inexistencia por existir. Una forma que se deshace entre los hilos de mis ideas, mis pensamientos suicidas, entre burbujas de un sueño que niega lo real, porque lo real es mi comida, y mi comida es mi mentira, y mi mentira es mi irrealidad, y hoy nosotros somos la irrealidad. Una ausente explicación a lo que nunca deberá tener un por qué, ya sabemos, y ya vemos, es algo que solo debe estar para hablar de princesas y castillos, carrozas de calabazas, o calabazas de carrosas. Y nada se sabe, todo se acepta. Nudos entre el alisado.

1 comentario:

kamikazesdelacontracultura dijo...

Maria, sos una tipa grosa, asi te lo digo.
Cuidate.

Nuelma.