domingo, 7 de septiembre de 2008

No es mi suerte ya de lo que depende, es la fusión entre el optimismo y las ganas de florecer, el blanco y el rosado fusionándose entre mis ojos, y atravezar con mis manos un torbellino de amaneceres que no huelen a nada y me humedecen con su rocío.
Puedo alimentarme de mariposas que chillan desde mi estómago, y así, así yo logro que desaparezcas, te puedo borrar de las ojas de los árboles, de sus troncos que te llevan tallado, y ya no estás, por unos instantes creo que hay agua entre las rocas, y no estás. Hay silencio entre las ramas, el aire silvando, alguien debe estar tramando todo esto, sosteniendo hilos que me aterran.
Qué poco tengo cuando todo tengo , y cuánto puedo tener cuando mil cosas pierdo, es muy particular la forma de morir que tenemos, corriendo entre el césped, hoy ya no me cuesta reír, y estás entre mis naranjas, no estás entre mis pasos, no estás entre mis nueronas flotando en el líquido de mi estómago. No. Hoy el aire es el perfume, hoy otro mundo gira entre los tallos, puedo comerme una nube, y ver colores en mis manos, los autos, tan gigantes, sus dientes me morderán, pero no me importa, no. Ya no atesoro ninguna ilusión, hoy ya dejé morir mis esperanzar, los sueños se convirtieron en resignaciones, las lágrima se secaron, y no gotearon más en el café, ya no tan amargo, tiene colores mentirosos, algo suave al paladar. Tan dulce tan dulce, es claro que no estás, hay una cuota no amarga en mi comida, las verduras tienen más sabor y los tomates brillan con rojo intenso. Vainilla hoy es mi nuevo amor, gira y gira, su aroma me rocía, su sabor entre mi paladar.
Espero que no te sorprenda, puedo estar por unos instantes sin mi dependencia emocional, y parece tan eterno pero no, se terminó, se terminó, y la noche es otra vez smog entre la luna, calor en mi balcón, un sopor insoportable que solo se pierde entre alcohol. Falta el aire y las fuerzas para respirar, las nubes son rojas y las estrellas se apagaron.
No puedo vivir siempre como quisiera, no puedo vivir siempre ríendo, no puedo vivir siempre entre mis historias y entre mis pinturas, que a nadie le gusta, pero sacian mis desequilibrios. El mar me devora, entre acantilados que me enseñan el camino del glorioso, ingenioso, fabuloso final, y yo no sé si busco o no lo busco, pero está tan cerca que me aterra, está tan lejos que me agota. Desconozco su lugar. Creo que no tengo nada entre la manos, golpes secos en la nunca que me despiertan de la mentira. Qué mal estubo lo que hice. Pero no va a volver a pasar, hasta que vuelva a pasar.
Podría jurarme que no, y no. Otra vez no. Es un buen momento para jurar, dar y esperar. Y cuando te cansás de esperar, es hora de buscar en otro lugar. Otro sitio mejor. Es como sacar número y que te harte la hora de cola, algo así... pero no queda otra. Tsé... se me va a hervir el agua, el mate va a quedar asqueroso, la casa hay que limpiar, y el cajero está tan atrasado, y esta carta esta carta no se puede demorar, podría ir a otro correo, pero no no no, hay que cocinar, la sopa en el fuentón. Si pregunta por mí, diganle que no estoy, pero avisenme que está preguntando, para hacer bastante ruído con las ollas y entienda que lo estoy ignorando.


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