domingo, 21 de junio de 2009

Kati

Abre bien grande la boca formando una vocal y no la emite, escuchás su respiración y habla muy suavecito y tan claro, tan claro, que en nuestro empesinamiento de complejizar las cosas nos olvidamos de lo escencial.
Quiere un amigo, y a veces solo quiero llorar por ella. Voy y paso suavecito la mano por su espalda, y puedo escucharla llorar, y ella me escucha llorar. Si voy a colapasar solo necesito mirarla un poco y todo se vuelve a aclarar. Una vez creo que ví sus ojos un poco vidriosos, y no pude sonrreír en todo el día.
Sin embargo sale sol, y las flores brillan, ella está feliz, y corre de acá para allá, te busca, te saluda, te habla, se trepa por las alpargatas o por los dedos de los pies descalzos, ahora es tiempo de jugar y se toma el agua que se desborda de las macetas y se pierde en un planeta perdido en un cielo violeta, nubes verdes, ella debe ver el mundo como realmente debe ser, por eso es con ella con quién quiero pasar el tiempo si tengo que pensar en todas las cosas que no se pueden pensar, una lapicera, papel y Kati, todo lo que necesita el tiempo para transformarse en azucar.
Merendar mirandola caminar, cómo se tropieza en las baldosas, y como ama todo. Todo.
Ella es la mejor y yo me la voy a tatuar (Y el dibujo es medio viejo, y siempre creí que lo había subido, tal vez porque es tan simple que me dio verguenza)



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