Ayer fuimos con Alan a Belgrano porque él tenía que sacar unas fotos para un trabajo de la facultad, y a mí me intrigaba saber qué clase de alienígenas mutantes se gestarían en el barrio chino. Ese supermercado me dió una respuesta un tanto aterradora, pero no creo que tenga muchas ganas de hablar del supermercado, porque aún me da un poco de escalofríos recordar esas botellas con piojos vivientes flotando dentro y patas de gallina que más que comida me sonaban al complemento ideal del collar del jefe de alguna tribu de canivales. Era una peli de ciencia ficción dónde los chinos nos vigilaban desde cámaras ocultas con la cara de pikachu y de fondo sonaba Girl from Ipanema mientras la gente leía una y otra vez las fechas de vencimiento de absolutamente todos los productos (Y yo no encontré ni fernet chino ni vino en caja chino)
El punto es que llegada esa hora del día en la que el sol baja y la gente necesita algo tibio en su estómago, decidimos tomar mate, y fuimos con el termo azul de Alan recorriendo tres mil bares y en ningún puto lugar nos quisieron dar agua caliente. Cuatro tenían la máquina rota (Leáse entre paréntesis, sus locales atiborrados de personas tomando café, o té, que el té lleva agua caliente)... y otros eran directamente unos ortibas del orto y punto. Igualmente terminamos encontrando un lugar dónde nos dieron agua.
¿QUÉ CARAJO LE PASA A LA GENTE EN BELGRANO? ¿Es que acaso nos ponemos la camiseta de burgueses y nos volvemos re-caretas y no te largamos un poco de agua con temperatura elevada? Pero andate a la puta que te parió, nunca más piso ese barrio de mierda que ensima queda lejísimos.
Ensima estamos rosados porque hay escasez de papel en casa, y en realidad yo en vez de haber dibujado eso tendría que haber continuado con mi redacción sobre las condiciones armamentistas de Estados Unidos en Vietnam, pero sentí un impulso metafísico intergaláctico de contarle al mundo cuán putos pueden llegar a ser todos.
Seh, ni siquiera me calenté en que suene bonito y agradable, así, pensamiento en bruto y sin pulir,como debería ser la mayor parte del tiempo.
Ahora sí, a seguir hablando de la guerrilla vietnamita y la derrota yanquee.
El punto es que llegada esa hora del día en la que el sol baja y la gente necesita algo tibio en su estómago, decidimos tomar mate, y fuimos con el termo azul de Alan recorriendo tres mil bares y en ningún puto lugar nos quisieron dar agua caliente. Cuatro tenían la máquina rota (Leáse entre paréntesis, sus locales atiborrados de personas tomando café, o té, que el té lleva agua caliente)... y otros eran directamente unos ortibas del orto y punto. Igualmente terminamos encontrando un lugar dónde nos dieron agua.
¿QUÉ CARAJO LE PASA A LA GENTE EN BELGRANO? ¿Es que acaso nos ponemos la camiseta de burgueses y nos volvemos re-caretas y no te largamos un poco de agua con temperatura elevada? Pero andate a la puta que te parió, nunca más piso ese barrio de mierda que ensima queda lejísimos.
Ensima estamos rosados porque hay escasez de papel en casa, y en realidad yo en vez de haber dibujado eso tendría que haber continuado con mi redacción sobre las condiciones armamentistas de Estados Unidos en Vietnam, pero sentí un impulso metafísico intergaláctico de contarle al mundo cuán putos pueden llegar a ser todos.
Seh, ni siquiera me calenté en que suene bonito y agradable, así, pensamiento en bruto y sin pulir,como debería ser la mayor parte del tiempo.
1 comentario:
la gente ortiva está en todos lados, no específicamente en el barrio chino (el cual siempre me gustó mucho).
y sí, aguante blur y la paja.
Publicar un comentario