viernes, 25 de septiembre de 2009

trash V.3


Al mundo, entre punto y coma, y algunos asteriscos sobre irrelevantes palabras, le debemos el odio de nuestra forma de amar, y el grito decrépito de nuestras ansias de morirnos, en el tiempo sucedaneo a mis falencias, y el artilugio confuso de despertarse cada mañana con o sin voluntad, con o sin ganas, con o sin deseos, de mi corazón, o de mi hígado, de la presencia de los ojos en la cabeza y el retorcijón urinal eventual, y el precipicio alucinante, demandente, fascinante, de estar quedándose sin nada, en esta fantástica forma de vivir en la que solo tratamos de sobrevivir, demandantes de lo mínimo para hacer de eso lo máximo, tan poco necesitamos en el fondo, un combate rutinario y casi teológico, porque nos despedazamos las sienes rogando por un fin de semana que anule nuestras cabezas para sentirnos menos humanos, menos animales, menos vegetales, menos mundanos, somos bacterias, perdidas, dolidas, deberían darnos un poco más de tiempo para decidir qué hacer con el tiempo, pero siempre es tarde, tarde para todo, tarde para enamorarse y tarde para lamentarse, tarde para avanzar y tarde para darte cuenta que en realidad jamás habías avanzado, tarde para explicar y tarde para entender que no había nada que explicar, tarde para razonar, pero bastante temprano para agradecer que por suerte por una vez nadie está razonando.

No hay comentarios: