viernes, 29 de agosto de 2008

Bien y mal


Lo que está mal y lo que está bien, una fuerza ajena y no tan ajena quizás de lo que debemos realmente hacer. Todo está condicionado y no sé de qué libertad hablamos si del arte yo no puedo vivir y si siempre hay algo externo a mí que me está imponiendo qué debería estar haciendo.
Si no trabajás, si no estudiás, dos etiquetas indispensables para que la gente pueda saber (O creer) que sos una persona muy bien, muy responsable. Esta cultura loca y acelerada, moderna y asesina que nos hace creer que hacer nada es el peor de los crímenes, esta forma de pensar siempre tan capitalista, sí sí, de hacer y hacer para producir, se nos va metiendo de a poco entre la sangre, y al ocio crativo ahora le llamamos vagancia, y el querer disponer del tiempo de una forma totalmente electiva parece llamarse irresponsabilidad. De a poco nos van convirtiendo en robots programados para ser no más que un engranaje en este mundo convertido en máquina.
¿Qué pasa cuándo no quiero ser un engranaje? Miles de ojos están saltando dentro de un frasco lleno de formol mirándote asustados y suplicando entre gritos ahogados la llegada de ese gran heroe de dos caras que nos venga a decir que estamos mal, muy mal. La elección parece ser un crimen, la risa parecería sonarles a insultos... escupitajos.
No sé muy bien que estamos eligiendo, no sé muy bien si elegimos, ni siquiera sé si es una facultad humana la elección, porque cuanto más lo pienso, siempre vivimos bajo un eterno condicionamiento.
Maldigo el día en que se crearon las palabras "bien" y "mal", "correcto" e "incorrecto"... pero qué se puede hacer, si no hubieran sido esas, hubieran sido otras, de alguna forma nos hubieramos terminado condicionando, porque la libertad parece ser algo demasiado infinito y demasiado inmensio como para que lo podamos manejar seres tan diminutos como nosotros. Creo que la libertad y la elección es una facultad de todos los animales, menos del humano. Sí, a la piba se le ocurrió contradecir a el 90% de los más importantes teóricos de la historia.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Humo Dulce


Las mariposas que se vuelven asesinas, sus dientes afilados se clavan como espinas, mi sangre se licúa y la piel se despelleja en tantas capas que ya no hay fin.
La finitud que me descompone, es un pulpo ciego que me golpea entre las burbujas de los oceános amarillos. Comiendo arena, y algas entre las pestañas. Un ritual luminoso que nos mate para volver a vivir solo cuando la luna ruede sobre las piedras plateadas de la mentira.
Crujen las ramas, entre mis dedos, entre mis pies, mis rodillas. La eternidad del centímetro hoy es una figura entre las nubes, vuela entre las gotas de un día sin sol, un día sin los labios del otoño que hace tiempo que se fue.
Las ganas de nada porque querer hacer todo, digiriendo los cuentos que se imprimieron mal, libros deshojados que cuelgan desde el techo de mi habitación, letras esparcidas por todos lados, inexistencia por existir. Una forma que se deshace entre los hilos de mis ideas, mis pensamientos suicidas, entre burbujas de un sueño que niega lo real, porque lo real es mi comida, y mi comida es mi mentira, y mi mentira es mi irrealidad, y hoy nosotros somos la irrealidad. Una ausente explicación a lo que nunca deberá tener un por qué, ya sabemos, y ya vemos, es algo que solo debe estar para hablar de princesas y castillos, carrozas de calabazas, o calabazas de carrosas. Y nada se sabe, todo se acepta. Nudos entre el alisado.

lunes, 25 de agosto de 2008

Desgarro


Las partes de los huesos que se me van volviendo cenizas, astillados, cansados. Con la frivolidad de los dedos cavando dentro de mi torax, aún puedo sentir algo que se mueve, y aunque pocas son las cosas que forman mi sangre, todas ellas son veneno, y es una jeringa que se clava en mi piel, despacio, y suave... una docis justa para morir sin dolor, una bolsa llena de caramelos de manzana, que se te pegan a los dientes, y te molestan, pero saben tan bien.
El pasto que te hace cosquillas, la piel que se me cae, las pestañas que me cortas, mis dientes masticando tu enfermedad, digiriendolo todo. El balde de tus desechos, el rocío de la resaca, diez gotas de pintura, agua verde. No me alcanzan las horas para desear, para soñar, para reír, para elegir. No me alcanza el tiempo para tocar las nubes lejanas al sol.
Entre las cavidades de mi craneo puedo oír el aire que silva, algo esponjoso, neuronas, líquidos. El orgullo, el pánico. Una pila de obligaciones, y el agua ya tan amarga. El miedo de estar siempre ahí dónde nunca estoy, el miedo de estar subiendo escaleras que bajan, y caerme en un colchón sin espuma, sin resortes. No puedo saltar, me romperé los huesos si no me pensás atajar. Crack. Crack. Crack. Crack. Puedo oírlos, y la arena se filtra en mis manos, no puedo atrapar el aire, no puedo atrapar el agua, ni la arena ni los cantos, ni el susurro de los duendes, solo hojas secas que me enseñarán las cortinas que cubrirán mis ojos, para no ver y no morir, para alimetarme de la tierra y de las piedras, enterrarme bajo un árbol. Un beso al ventanal, las marcas que se van, las huellas que quedan. Mis pies entre las ramas. Enredaderas secas que me asfixian.
Hoy puedo arrancarme mi corazón y arrancar sus venas, que nada lo bombea, nada lo bombea, solo se seca, y se pudre, está petrificado.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Vida en Marte


Somos marcianos y nos matamos de a poco, solo un poco, para no perturbar nuestras apaciguadas morales. Mentiras. Brazos, y sangre, con nuestros dientes arrancándonos las tripas, y conviviendo entre los flasos espejismos de las estrellas, humo rojo y la ceguera.
Labios enfermos, dientes infectados, escorbuto. La solución ya ni siquiera es desaparecer, porque ya ningún lugar es promesa. Ya todo lo arrasamos. Ya todo lo quemamos. No nos queda nada. Y la cabeza, un punto de fuga, o un refugio engañoso. Nadando en petroleo, y quemándonos en ácido. Burbujas enormes, nos capturan y nos transportan, ahora estoy pendiendo de un árbol, y las ojas cubren mi piel. Cortando mis antenas, y preguntándome porque todos tenemos que sangrar en rojo. Pintando las tripas de las jirafas, aire dulce que empalaga, sueños de polvo, o polvo de sueños. Escupitajos rosados mezclados entre la melanina de nuestros sentimientos suicidas, una persecución paranoica, y corremos, y una avalancha de cucarachas corren sobre nuestras espaldas contracturadas. Tanto peso me terminará por deformar. Salen monstruos de los tallos, las amapolas crecen y me comen, me vomitan, me fagocitan, me mastican, me digieren, me consumen. No queda nada. Soy solo un bolo alimentacio de una flor que reclama venganza, y el cielo teñido de púrpura. PUR-PU-RA.

domingo, 17 de agosto de 2008

Té en la yema


Puedo leer la borra del té entre las yemas de tus dedos, y que desaparezca y aparezca la existencia o inexistencia en segundos, y con mis manos recorrer los universos de la psiquis, escuchar lo que nunca se puede oír, y preguntarme si tanto mal está tan bien.
Faltaría el humo entre los labios, y algo tibio navegando entre los huesos, una pisotada lumínica a mis pupilas, y es increíble, pero todos ellos salen de entre las brazas solo para cantar, solo para jugar... y si pudieras verlos, yo sería tan feliz. Titilar es una mentira, es una cuestión de estar y no estar. Crece el pasto entre las patas de la cama, y de repente todo se convierte en un pastizal. Ahora seremos amapolas y creceremos hasta morirnos, deseando ser árboles aunque nuestros tallos solo sean para floreros tristes de algún funeral, y regalando muertos y caramelos, el agua podrida en el jarrón no parece tener tan mal olor. Es un aroma frío y tibio a la vez, decrépito y salvaje. Encerrados en una cripta con salida al mar. Lo que contó fue lo que existió, y aunque sean las mentiras que se repiten una y otra vez siempre bajo la misma condicionalidad, es como pasarle la lengua al plato, y que eso te reconforte un poco.

sábado, 16 de agosto de 2008

Mi estómago se abre, hay una puerta entre mis riñoñes yla cabeza, solo te llamo desde ahí, puedo fagocitarte y digerirte, sentirte nadando entre los jugos gástricos, y todo eso me hace acordar a la floración de la amapola. Me siento un poco sujeta a la eventualidad, dependiente del lugar, el pánico entre los ojos amarillos, mi peil está empezando a mutar. Soy algo así como violeta moretón. Morado moretón. Morado violetón. Violeta violetón.

El peor de los pecados: Elegir

Osar a elegir, es demencial. Señores, por favor. Este mundo, con la variedad de maravillosas e inagotables opciones que nos da, ¿Vamos a elegir? Si ya estamos eligiendo, es fantástico y maravilloso... pero sepan, hay un límite, pueden elegir dentro de las opciones que yo elegí.
Algunas personas eligieron más allá de esos límites, y han corrompido los órdenes naturales y morales que coronan a nuestra muy organizada sociedad. Por suerte esas personas son castigadas como se debe. Está muy mal atentar contra la estabilidad del otro. Una opinión, una acción. Jugadas suficientes para que nuestros tan apreciados guardianes de la ley y de la libertad de las personas se encarguen de suprimir la libertad de quién se atrevió, por un instante, a abusar de su libertad.
Como conclución: Frente a determinada situación tendrá para elegir las opciones A, B Y C. Por favor, escoja la opción C. Muchas gracias. Gracias por participar electivamente dentro de nuestros censos que reflejan los intereses de nuestra bien formada sociedad.


VÓMITO .